Hay muchas personas y personajes en esta película de Almodóvar. De hecho, creo que están todos los que hemos visto en ellas. Algunos aparecen solo como espectadores, como invitados al rodaje de la película, y ya no como intérpretes, quizás como un homenaje a todos ellos. Pero yo solo he visto a Javier Cámara en su papel de Benigno. Y eso que, él mismo se describe así, es un hombre un poco insignificante, un hombre corriente un poco gordito, con una vida normal, un poco aburrida, en fin… es un poco poca cosa. Y, sin embargo, ama de una forma grandiosa y enorme, porque ama mucho y sin esperanza. Ama sin correspondencia, sabiendo que la persona que ama y cuida no sabe cuánto la ama y que, tal vez, no lo sepa nunca. Que todo lo que hace por esa persona, que es absolutamente todo, nunca llegará a ser conocido por ella. Vive para mantenerla viva. Ella es su trabajo, su placer, su presente y su proyecto. Y lo hace hora a hora, cada día, durante años, sin premio y sin futuro, como una mujer asomada al balcón esperando lo que tal vez nunca llegue. Incansable y alegre, siendo sus ojos, sus manos, su cuerpo y su corazón para hacerle llegar las cosas que siguen pasando, y que, ella, perfecta, impasible y eternamente dormida, no se aburra en su limbo del otro lado del espejo, por si, acaso, se sintiera allí sola o abandonada.

Benigno es un príncipe velando a su bella durmiente, sabiendo que no sabe cómo despertarla, que el maleficio que la tiene allí puede ser eterno, pero sin poder evitarlo. El la ama, así ¿qué otra cosa puede hacer más que cuidarla? Es un razonamiento sencillo, sin orgullo y sin egoísmo, natural como el amor mismo.

Hay otros personajes y otras historias pero no me acuerdo muy bien de ellas. Las he visto demasiadas veces en el cine y en la vida, pero no la de Benigno y Alicia. Ese es un cuento filmado por Almodóvar, disfrazado de cotidianeidad y contado con sencillez, ternura y mucha gracia, pero tan profundo y tan intenso que se clava en el corazón y te arranca risas y lagrimas de una forma mágica e inexplicable. Igual, igual que pasa con el amor...