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Tokio ya no nos quiere rating:
7
Comedy. Drama Montevideo, Uruguay. Jacobo, a 60-year-old man, lives alone since the death of his mother, of whom he took care up to her last day. All he has in life is a humble sock factory about to go out of business. Marta, 48, Jacobo's right hand, has worked for him for twenty years. She is the most experienced employee, an acting supervisor who also assumes other tasks, such as keeping Jacobo out of trouble. Over the years, they have developed a ... [+]
Language of the review:
  • es
November 5, 2008
12 of 13 users found this review helpful
A través del mecanismo de la mentira podemos maquillar la verdad, podemos transformarla,darle otra apariencia a la realidad , deformarla a nuestros antojo, podemos directamente destruirla , enterrarla o sencillamente reinventarla. Esto último es lo que hace uno de los protagonistas: tejer una mentira para construirse una falsa vida ante la inminente visita de su hermano, el otro protagonista, que vuelve a casa despues de muchos años de rencores y distancias . El tercer elemento del triángulo que sostiene el peso de esta historia será la señora que trabaja en la fábrica de uno de ellos, parte imprescindible de la farsa.
Bajo lo amable del tono y lo cómico de la historia y de alguna de las situaciones surrealistas que retrata, late un drama profundo, una tragedia sobre personajes solitarios cuyas vidas son tan tristes y están tan desvencijadas y raídas como la fabrica de calcetines en la que trabajan , con sus máquinas desfasadas, sus modelos de calcetines de otro tiempo, su persiana rota. Tristes como las paredes de papel pintado de la casa , como la botella de oxigeno, perenne en una esquina de la habitación de la madre muerta un año atrás,
A traves de esa caligrafia centrada en lo diminuto, de esos pequeños detalles de ambientación, de la recreación de las rutinas, de las liturgias cotidianas, se nos dibuja a los personajes, cuyas vidas son tan grises como la realidad que los rodea, como los hoteles de playa, concebidos para el verano y el bullicio , tan llenos de vacio y de fantasmas durante la temporada de invierno.
Quizás, aunque en el fondo no podamos negar lo evidente, engañar a los demás sea la forma menos dolorosa de engañarnos a nosotros mismos , de alejar del alcance del espejo los abismos interiores y no asumir las derrotas que a veces nos tocan vivir.
Una delicia uruguaya. Otra es el Baño del Papa, otra maravilla que recomiendo sin dudar.
Tokio ya no nos quiere
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