Parece una buena historia, pero definida en el melodrama en vez del terror.
El conflicto real de la trama tarda en aparecer, y una vez se muestra, las situaciones y reacciones de los personajes se precipitan. Los personajes pasan de un estado a otro sin darle tiempo a la historia de haberlo construido, resultando acciones injustificadas. Eso sí, el elenco lo defiende, sin duda son unos actorazos.
Creo que los directores tratan de justificar el terror dando varias pistas: el oficio de sastre, el rígido pasado educacional, los dogmas religiosos... pero no consiguen integrarlos, dejándose llevar más por lo grotesco "por que sí".
Tiene buenas ocurrencias, pero necesitan una construcción. A nivel estético funciona muy bien.