Típico thriller televisivo que, no obstante, mantiene ciertas dosis de intriga, destacando sobre otros productos similares, gracias a un guion más elaborado que remarca la incertidumbre sobre la identidad del asesino que espía y acosa a su víctima. Aunque es una lástima que, al cabo, se opte por la solución más previsible y que el espectador ya intuía desde el comienzo.
El ritmo narrativo es aceptable, los personajes poseen una complejidad psicológica más cuidada que en otras producciones y las actrices y actores principales abordan cercanos a la normalidad sus papeles.

Y, lo más destacable --tampoco roza la originalidad--, es el marco donde se desarrolla el hilo argumental: una casa con sus falsos techos, desvanes siniestros, intrincados pasadizos y habitaciones disimuladas por donde nuestra protagonista ha de huir para salvar su vida en unas interesantes escenas finales, lo que aleja algo a este film de los típicos lugares geográficos comunes y nos muestra una perspectiva algo más desasosegante y cargada de tensión, con un desenlace característico pero no absurdo, mínimo, ni simplón.

Con todo, la película no deja de ser una realización para la sobremesa, por lo que no debemos esperar ningún alarde técnico ni artístico. Solo un mediano divertimento que, dado el carácter y objetivo de la obra, no es poco.