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Spain Spain · Madrid
Juanma rating:
4
Language of the review:
  • es
June 3, 2014
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La quinta jornada del certamen se inició con la proyección de O ouro do tempo (El oro del tiempo), último largo dirigido por Xavier Bermúdez, que parte de una situación ciertamente extraordinaria, la de un viejo doctor que tras enviudar en su juventud criogeniza el cuerpo de su bella mujer con la esperanza de poder resucitarla en el futuro, para llevar a cabo un contemplativo y diáfano retrato de la poderosa capacidad del amor para trascender la vida misma y perdurar a lo largo del mismo tiempo, equiparando esta característica de eternidad sin mácula a la decrepitud física a la que, como mortales, todos estamos expuestos por la simple y obvia erosión precisamente del tiempo. En tiempos donde la mercadotecnia impone de manera aberrante y casi unidireccional los usos y actitudes a llevar a cabo para la realización de una obra cinematográfica, siempre será de agradecer la apuesta formal que plantea Bermúdez en su cuarta película: puesta en escena reposada, planos fijos y desapasionados, narración episódica y acompasada; todo ello para sustentar una reflexión entre melancólica y romántica sobre el tiempo, contraponiéndolo a la belleza casi plástica de las localizaciones naturales de las que la magnífica fotografía de Alfonso Sanz logra extraer el componente justo de belleza que contrarreste la pesada tristeza que pueda desprenderse de tremenda imagen retórica.

Sin embargo, la esculpida sencillez de El oro del tiempo entroncará gravemente con los hábitos de un espectador no iniciado. Y es que, por desgracia, ni siquiera la morbosa equiparación con el genio de Luis Buñuel, en el sentido vouyerista exhibido por el film de Bermúdez y en la desconcertante tensión sexual que se establece entre sus dos personajes protagonistas (el anciano doctor y su joven y escultural cuidadora), podrá servir de revulsivo para captar la atención a lo largo de todo su metraje, que por su austera y desafectada narrativa genera una desaconsejable distancia en el espectador. Ciertamente, El oro del tiempo merece consideración especial por lo valiente y personal de su propuesta, por su abierta condición de ser un film ajeno a modas o clichés y por significar además una obra introspectiva, capaz de invitar durante su contemplación a plantearse cuestiones que van más allá de las imágenes que ofrece. Y, precisamente por ello, El oro del tiempo nace ya absolutamente maldita, incapaz por su propia naturaleza de trascender la mera categoría intelectual y de acceder incluso a circuitos de distribución normalizados.
Juanma
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