Cuando algo funciona, lo mejor es no cambiarlo. Bajo esta premisa trabajaron guionistas y directores para repetir una fórmula que funcionaba en su primera entrega con un modelo básico de buddy movie en el que los protagonistas no pueden ser más antagónicos, pero que como tándem son los mejores.

Si la primera entrega tenía lugar en un instituto, ésta no escatima en imaginación y se hace mayor yendo directamente a la universidad, lugar en el que encajan bastante mejor. Allí tendrán que descubrir de nuevo al camello que distribuye las drogas, pero aunque debería ser el núcleo del argumento, "Infiltrados en la universidad" tiene su punto fuerte en la pareja protagonista que pone todo su empeño en mostrar lo bien que encajan. Hill y Tatum están bien compenetrados y sus gracias y chistes son adecuados para cada ocasión, dejando para otras películas los momentos incómodos que parecen metidos con un calzador.

Para la trama tampoco hay que esperar demasiado: la pareja se infiltra, uno de ellos destaca mientras el otro se siente desplazado, consiguen a la chica y de paso destrozan una parte del campus para atrapar a los distribuidores. Nada nuevo en la oficina simpleente porque no hace falta. Acción, chistes, situaciones comprometidas y comedia alocada para contar la historia desde el número 22 de la calle porque el 21 no está disponible.

Con múltiples guiños y referencias a la primera parte (haberla visto ya evita algunas confusiones), la película es un vehículo de lucimiento para sus estrellas, que se sienten muy cómodas entre tantos disparates al mismo tiempo que el público disfruta de sus aventuras en el instituto, en la universidad o donde quiera que se les ocurra para la siguiente entrega.