No es que este film me haya sacado de muchas dudas, tal y como reza su propio título, pero me ha resultado bastante interesante de visionar. A esta película francesa no la calificaría de comedia perse, la veo más como un melodrama, en el que la historia a tratar podría estar sacada de un caso real dentro del mundo en el que vivimos. Sí, cierto es que hay algunos momentos que te sacan una sonrisa a lo largo del metraje, pero bueno, el humor no es lo que abunda por aquí. El protagonista llamado Erwan se entera de que su padre, que lo cuidó toda su vida, no es su padre biológico. Para más inri, el hombre encuentra a su progenitor y por el camino, sin comerlo ni beberlo, se enamora de una mujer llamada Anna. Y aquí, señoras y señores, el enredo está servido. El reparto está encabezado por dos grandes actores: François Damiens (visto en Nada que declarar (2010) y estuvo de lo más creíble como un padre de familia muy especial en La familia Bélier (2014), las dos son muy recomendables) y la actriz Cécile De France (a la que pudimos ver en el tríptico dirigido por Cédric Klapisch, Una casa de locos (2002), Las muñecas rusas (2005) y Nueva vida en Nueva York (2013), también en Alta tensión (Alexandre Aja, 2003), entre otras). Dos pilares que consiguen aguantar, y hacer de lo más interesante la película con sus diálogos, de principio a fin. Además, algo que no me esperaba, en absoluto, es el giro de guión que encontramos en su tramo final. Mi nota final es de 6/10.