Había leído alguna crítica sobre Expediente 39 antes de ir a verla y no se me presentaba la sesión muy halagüeña, pero a mi parteneir le apetecía verla y fuimos.

Al llegar al cine nos encontramos con pocos espectadores, la mayoría muy jóvenes y muy ruidosos, los cuales se encargaron de hacernos la velada muy agradable con sus gritos y sus risas en los momentos más emocionantes de la película. Vaya para los padres de esas encantadoras criaturas, y para los padres del resto de criaturas ruidosas y maleducadas que van a los cines a tocarles las narices a los pobres espectadores que quieren ver la película, mi felicitación por lo bien que educan a sus hijos.

Y ahora me centraré en la película, que a pesar de todo, me gusto bastante.

René Zellweger está estupenda y cada vez me gusta más en los papeles dramáticos, aunque tiene algunos tics que debería pulir.

La verdadera protagonista, la pequeña Jodelle Ferland, es fantástica; consiguió ponerme los pelos de punta. Esta actriz, a quien hemos visto en Silent Hill, Tideland o Kingdom Hospital, ya tiene un extenso currículo y varios premios y nominaciones a pesar de su juventud, y creo que en breve le estará comiendo la tostada a más de uno/a.

Del director, Christian Alvart, sin embargo, no podemos decir que sea una joven promesa, a pesar de ser también un director joven, ya que ha hecho pocas películas y bastante mediocres todas ellas. Esta vez se ha sabido rodear, al menos, de buenos actores que han salvado la cinta.

Las similitudes con La semilla del diablo son más que evidentes. La temática del niño “satánico” está ya muy manida, pero sigue entreteniendo al personal, lo reconozco.