La interpretación de Jim Carrey tanto en "La Máscara Verde" como en "El Grinch" imprime en su totalidad el sello que tiene él como actor al mostrar un personaje con ciertas ironías o comportamientos muy cercanos a lo ridículo o payasesco.
No obstante, a pesar de ser totalmente diferente a la estructura de la película navideña parece no funcionar nada. Tiene sus mensajes sobre el capitalismo y que no nos damos cuenta que los verdaderos regalos son la familia, amigos, el profundo amor por Jesús, etc. Pero eso no es pretexto para determinar que la película es buena porque en realidad es todo lo contrario. ¿Saben cómo a que se podría asemejar esta cinta en cuanto a analogías se refiere? A un calcetín que a primera vista es precioso, con sus tintas maravillosas pero te acercas a él y lo levantas. Te das cuenta que es un calcetín con muchos defectos: no tiene resorte, algunas partes están muy haladas y se ven transparentes e incluso tiene un par de hoyos irremediables. Algo así es "El Grinch", una comedia que en vez de hacerte reír frunces el entrecejo y aumenta tu desconcierto al ver uno u otro tropiezo en el guion.