Basta una hora de la longeva película para ver lo tanto que desangra la belleza de la mitología. Da la sensación de ser puros titanes que se matan entre sí. Además de que las escenas tienen un aroma de esa falsedad situacional, nada real.
Con una entrega de esta magnitud puede llegar a destruir la reputación de Geoffrey Rush por las películas en las que incursiona, lástima que estuvo involucrado en un campo minado como Dioses de Egipto. De ésta entrega nadie sale vivo. Nada se salva, ni una pizca de escena está liberada de efectos especiales por lo que resulta hastiosa.
Es de sorprenderse uno siendo amante del cine que exista una película tan enfadosa, horripilante como lo es ésta. No transmite nada de buenos mensajes por más que le rebusque en la historia. Lo que más desea uno al mirar la película es desear lo único bueno que pase, su final. El final sí que fue glorioso porque me dio boleto a la salida de la sala.