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antonalva rating:
7
Drama Living in Nazareth, Abu Shadi is a divorced father and a school teacher in his mid-sixties. His daughter is getting married and he has to live alone until his son – an architect that lives in Rome for many years now – arrives to help him with the wedding preparation. As the local Palestinian tradition requires, they have to hand-deliver the invitation to each guest personally. As the estranged pair spends days together, their fragile ... [+]
Language of the review:
  • es
May 2, 2018
18 of 20 users found this review helpful
¡Qué fácil es pontificar y pregonar cómo deberían de ser las cosas en vez de esforzarse por cambiarlas! ¡Cuánto más sencillo es huir de la dificultad que quedarse y lidiar con semejantes obstáculos! ¡Qué triste y anodino es recudirlo todo a una falaz historia entre buenos y malos, en vez de reconocer que la vida es un conjunto infinito de matices y de contradicciones, donde la línea recta, la perfección formal o la armonía social brillan por su ausencia! Esta cinta palestina aborda las contrariedades, los compromisos, las renuncias, las exigencias y las decepciones que conlleva vivir la vida de forma sencilla y prudente en nuestro enrevesado e incoherente mundo actual, repleto de soflamas y sentencias pero ayuno de un planteamiento más comprensivo y humanista, alejado de absolutismos estériles y bañado de la necesaria compasión por el prójimo.

La trama pudiera parecer demasiado simplona y elemental pero no es para nada inocente. Presenciamos durante una jornada el tortuoso y anodino recorrido de un padre y de su hijo (que reside en Italia), repartiendo, puerta a puerta, las invitaciones de boda de su hija y hermana, tanto a parientes como a amigos, a allegados y patronos, asistiendo así al variopinto mosaico vital que configura la sociedad en la que se enmarca la historia. Las tensiones entre modernidad y tradición afloran a cada paso, las mentiras piadosas y las rencillas soterradas hacen acto de presencia, los prejuicios y los tópicos que podemos albergar desde la distancia se disuelven, sin apenas percibirlo, como los azucarillos que endulzan los innumerables cafés que jalonan el trayecto. En realidad asistimos a una parábola sobre los escollos de vivir en paz y concordia en un mundo híbrido y mudable donde no existen verdades inmutables ni certezas absolutas.

Lo primero que salta a la vista es lo reconocible y cercano del relato. Y no me refiero sólo al espacio físico donde se enmarca la acción (la vegetación y luminosidad mediterráneas nos resultan harto conocidas a los íberos peninsulares), sino sobre todo a ciertas tradiciones, comportamientos y usos que presenciamos (la infamia del divorcio, la condena de la mujer libre e independiente, las servidumbres de las expectativas morales, la sinrazón de mantener en pie lo que se hunde por inservible u obsolescente…). La mirada de su directora y guionista, Annemarie Jacir, despliega un agudo poder de observación, donde los detalles marginales o, en apariencia, ornamentales configuran un relato mucho más rico y enrevesado de lo que nos pudiera parecer.

Muy bien interpretada por Saleh Bakri y Mohammed Bakri (que son padre e hijo en la vida real), el relato se cierra con un sobrio y refinado plano secuencia que abre la esperanza a la reconciliación.
antonalva
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