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antonalva rating:
10
Drama The title refers to the radioactive fallout which descended upon ruined city of Hiroshima after the dropping of the first atomic bomb. Young bride-to-be Yoshiko Tanaka has the misfortune to be visiting Hiroshima on the day of the explosion. Incredibly, she is unhurt; she returns to her own village, across the bay from Hiroshima. Unfortunately, her townsmen have been profoundly affected by the "black rain"; over the next five years, the ... [+]
Language of the review:
  • es
March 1, 2016
11 of 13 users found this review helpful
¿Cómo reflejar la brutalidad abrumadora de la bomba atómica? Esta pregunta atosiga y ocupa, sobre todo, al pueblo nipón – aunque nos concierne a todos – que fue quien vivió en carne propia los estragos que causó aquella arma en las postrimerías de la II Guerra Mundial. A raíz de otra excelente y perturbadora película actual que trata de explorar y plasmar el horror inenarrable de los campos de exterminio nazi – El Hijo de Saúl – conviene echar la vista atrás y rescatar este prodigio de sencillez y contundencia que estudia con sereno clasicismo las consecuencias imprevisibles de aquella atrocidad que aún nos produce perplejidad e incomprensión. Y nos conmociona a poca sensibilidad que tengamos.

Tomando como punto de partida la aclamada novela del japonés Masuji Ibuse (1898-1993), publicada en 1966 y reeditada desde entonces en todo el mundo, se centra Shohei Imamura en las consecuencias particulares que tuvo para un matrimonio sin hijos y su sobrina huérfana de madre la aciaga ruina que ocasionó semejante orgía de crueldad. El hombre es lobo para el hombre… ¿pero cómo reflejarlo sin resultar didáctico o moralizante, sin prédicas manidas o discursos cansinos? En este caso se elige la senda de la llaneza y naturalidad, como si de un parco diario familiar se tratase en el que se reflejan las pequeñas preocupaciones de una estirpe ordinaria que trata de recobrar una normalidad que la guerra truncó.

Hiroshima. Nombrarla aún produce angustia. Y ver encarnado en el triste devenir de unos personajes inocuos, convencionales, casi banales, el atroz desasosiego de sus días, el temor al porvenir que intuyen lastrado por la lluvia radioactiva que cubrió sus incautos cuerpos, el desconsuelo abrasador de saberse víctimas y no saber qué hacer para dejar de serlo… todo ello va configurando el amargo retrato de una época, de una realidad descolorida, ayuna de esperanza y de futuro. Los efectos abrasivos de la bomba no acabaron con el fin de la contienda, sino que se bifurcaron en innumerables ramificaciones ponzoñosas que reverberaron más allá de la supuesta paz y su onda expansiva fue anegando sin remisión toda existencia. Sólo queda reflejar aquella aciaga experiencia con el deseo de que no se repita jamás.

El testimonio de la memoria. No olvidar a los que quedaron atrás y dieron sus anónimas vidas para labrar nuestro presente más próspero y placentero. En un blanco y negro pavoroso, con una serenidad casi zen envuelta en callada desesperación y atroces silencios perplejos, se nos ofrece una obra perdurable que disecciona la ignominia de la enmudecida posguerra. Prodigiosa.
antonalva
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