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Quatermain80 rating:
7
1986
Michael Cox (Creator), Peter Hammond ...
7.4
526
Language of the review:
- es
March 18, 2010
9 of 9 users found this review helpful
Es indudable que de todos los personajes creados por la literatura, Sherlock Holmes, el genial detective creado por Sir Arthur Conan Doyle hacia 1886/87, ocupa un puesto de honor dada su fama y universalidad, circunstancia que ha provocado frecuentes adaptaciones de sus aventuras al cine, si bien con diversa fortuna. En muchas ocasiones el cine y la televisión se han servido del personaje incluyéndolo en historias extrañas al mismo, valga como ejemplo la última película que le ha dedicado Guy Ritchie, que más allá de sus virtudes, altera profundamente las líneas básicas de los argumentos holmesianos.
Por el contrario, la serie que aquí se comenta, continuación de una primera entrega realizada dos años antes, contituye un ejemplo de fidelidad a los relatos originales y de amor y respeto por el personaje y su época, la Inglaterra victoriana y eduardiana. En esta ambiciosa producción todo está cuidado al máximo; los guiones, adaptados de los relatos originales, son ágiles y fieles al espíritu que sabía imprimir Doyle a sus narraciones. Las interpretaciones presentan un buen nivel, con Jeremy Brett componiendo un Holmes algo teatral, opción que resulta adecuada, puesto que el personaje lo era también. Está muy bien secundado por Edward Hardwicke, que sustituye, interpretando a Watson, a David Burke, con óptimos resultados. Igualmente destacable es la labor de muchos secundarios y extras. Formalmente, la calidad de la serie es cinematográfica, con planos muy estudiados y a veces con afán de estilo, siendo destacables algunos travellings, así como la la fotografía, muy atenta en la recreación de la iluminación de la época.
Alguien escribió una vez, recordando sus lecturas juveniles de Holmes, que los desayunos en Baker street, tan bien descritos por Conan Doyle, aún le provocaban hambre. Esa misma sensación, generadora de un placer sentimental, es la que experimenta todo espectador que habiendo leído los relatos originales encuentra en esta serie aquellos aspectos o matices que le resultan familiares: la babucha persa llena de tabaco, la jeringuilla hipodérmica, las iniciales VR grabadas a tiros en la pared, el retrato del general Gordon, los instrumentos químicos, y tantas otras cosas, que conforman el particular universo del 221 b de Baker street.
Continúa en spoiler, sin revelar detalles.
Por el contrario, la serie que aquí se comenta, continuación de una primera entrega realizada dos años antes, contituye un ejemplo de fidelidad a los relatos originales y de amor y respeto por el personaje y su época, la Inglaterra victoriana y eduardiana. En esta ambiciosa producción todo está cuidado al máximo; los guiones, adaptados de los relatos originales, son ágiles y fieles al espíritu que sabía imprimir Doyle a sus narraciones. Las interpretaciones presentan un buen nivel, con Jeremy Brett componiendo un Holmes algo teatral, opción que resulta adecuada, puesto que el personaje lo era también. Está muy bien secundado por Edward Hardwicke, que sustituye, interpretando a Watson, a David Burke, con óptimos resultados. Igualmente destacable es la labor de muchos secundarios y extras. Formalmente, la calidad de la serie es cinematográfica, con planos muy estudiados y a veces con afán de estilo, siendo destacables algunos travellings, así como la la fotografía, muy atenta en la recreación de la iluminación de la época.
Alguien escribió una vez, recordando sus lecturas juveniles de Holmes, que los desayunos en Baker street, tan bien descritos por Conan Doyle, aún le provocaban hambre. Esa misma sensación, generadora de un placer sentimental, es la que experimenta todo espectador que habiendo leído los relatos originales encuentra en esta serie aquellos aspectos o matices que le resultan familiares: la babucha persa llena de tabaco, la jeringuilla hipodérmica, las iniciales VR grabadas a tiros en la pared, el retrato del general Gordon, los instrumentos químicos, y tantas otras cosas, que conforman el particular universo del 221 b de Baker street.
Continúa en spoiler, sin revelar detalles.
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Spoiler:
"El retorno de Sherlock Holmes" se compone de once episodios adaptados de sendos relatos, si bien la elección de los mismos no responde a la ordenación original de Conan Doyle, incluyéndose historias procedentes de distintas épocas y libros.
Todos ellos muestran una alta calidad, si bien es cierto que algunos sobresalen del resto, aunque por distintas razones. Así, por la calidad de su realización, cabe señalar "La escuela de Priory", "Estrella de plata" y "La granja de Abbey", que cuentan con unos exteriores magníficos, de soberbia elección. Por el interés y la calidad del argumento, brilla "El ritual de los Musgrave", historia que todo aficionado a Holmes recuerda con admiración. Por último, "El hombre del labio torcido" destaca por la recreación de los bajos fondos del East End londinense, plagado de mendigos, rufianes y fumaderos de opio.
Resultan muy brillantes la elección del mobiliario, los transportes de época, el magnífico y en ocasiones lujoso vestuario, que en conjunto aportan una grata sensación de autenticidad. Igualmente, el espectador avisado disfrutará al ver fielmente reproducidos en planos cinematográficos los dibujos que Sidney Paget realizara para las ediciones originales de las aventuras de Holmes, publicadas en The Strand Magazine.
Sin más, reiterar la calidad de una serie que nos acerca nuevamente la figura de Sherlock Holmes, un personaje del que todos sus fieles seguidores pueden afirmar, parafraseando a Watson, que era "el mejor y el más inteligente de los hombres que hayan conocido".
Todos ellos muestran una alta calidad, si bien es cierto que algunos sobresalen del resto, aunque por distintas razones. Así, por la calidad de su realización, cabe señalar "La escuela de Priory", "Estrella de plata" y "La granja de Abbey", que cuentan con unos exteriores magníficos, de soberbia elección. Por el interés y la calidad del argumento, brilla "El ritual de los Musgrave", historia que todo aficionado a Holmes recuerda con admiración. Por último, "El hombre del labio torcido" destaca por la recreación de los bajos fondos del East End londinense, plagado de mendigos, rufianes y fumaderos de opio.
Resultan muy brillantes la elección del mobiliario, los transportes de época, el magnífico y en ocasiones lujoso vestuario, que en conjunto aportan una grata sensación de autenticidad. Igualmente, el espectador avisado disfrutará al ver fielmente reproducidos en planos cinematográficos los dibujos que Sidney Paget realizara para las ediciones originales de las aventuras de Holmes, publicadas en The Strand Magazine.
Sin más, reiterar la calidad de una serie que nos acerca nuevamente la figura de Sherlock Holmes, un personaje del que todos sus fieles seguidores pueden afirmar, parafraseando a Watson, que era "el mejor y el más inteligente de los hombres que hayan conocido".