Otra gran obra de Akira Kurosawa, bien dirigida y con un guion bien hilado adaptado del clásico de Macbeth. Cuenta con unas buenas interpretaciones y algunos efectos que llaman mucho la atención dada la época en que se rodó, y una vez más, también destaco los increíbles sonidos de la naturaleza que le gusta plasmar a este genial director en sus películas. La música acompaña en los momentos justos de la acción, así como la fotografía y efectos de cámara que nos sorprenden de sobremanera en esta singular cinta. También merece especial atención los grandes montajes que evocan al Japón feudal del siglo XVI. Traición, desconfianza, deslealtad, ambición y manipulación, se dan la mano para argumentar de gran manera este film, que sin duda, aconsejo para cualquiera que le guste ver una buena película de cine clásico o para los amantes del buen cine en general. Apunten también la gran escena final de la película que no tiene desperdicio...