Ciudad de vida y muerte, es una cinta bélica y dramática, que cuenta la historia de varios personajes de la guerra chino-japonesa. Esta dirigida de forma implacable y admirable, y aunque en ciertos aspectos recuerda a películas de Spielberg, cumple con su cometido notablemente, consiguiendo transmitir el mensaje.
Rodada en blanco y negro, para evitar el escándalo de la sangre, trabaja con cámaras en movimiento para dar realismo, simulando la visión de un soldado más. Y la fotografía es evocadora al lugar y momento en cuestión, siendo impactante incluso en blanco y negro.
El guión es realista y estremecedor, con un argumento que absorbe al espectador de forma escalofriante, mostrando sin paños calientes las barbaries de aquella guerra. Y además lo narra de manera valiente, personal y objetiva, sin recordar al vecino más de lo necesario lo que sucedió entonces.
La música es bella y armoniosa, acompañando la acción en los momentos de serenidad para no sobrecargar al público, y los vestuarios y caracterizaciones, están estéticamente trabajados al detalle, siendo competentes y no dejando nada al azar.
Para concluir, mencionar los decorados y montajes con la ciudad en ruinas, dando testimonio visual de la dureza de los combates. Y con unos efectos visuales y de sonido en la batalla sobrecogedores, sin llegar a exagerar, solo lo justo y necesario para plasmar lo que quiere.
Por lo que, sin lugar a dudas, lo considero un film inesperadamente espléndido e impecable, trabajado al detalle e hilando una historia inolvidable de la que todos debemos ser conscientes. Recomendable para los seguidores de cintas bélicas, y de cine dramático, contado de un modo distinto al convencional, sin partes comerciales, solo la dura y cruda realidad.