Inolvidable, impresionante e imprescindible obra maestra de Orson Welles, perfectamente dirigida y con un guión y argumentos muy bien hilados e interesantes en todo momento. La película es entretenida de principio a fín y las actuaciones son sencillamente inmejorables, los efectos de la época muy conseguidos y la música acompaña a la acción en todo momento. Los montajes no dejan nada al azar, pero lo que destaco de sobremanera es la fotografía en blanco y negro con claroscuros que mantienen la tensión en el visionado, y unos planos secuencia en movimientos que dejan a cualquiera sin poder pestañear en ningun momento, en especial, los primeros minutos de película que son historicamente recordados como uno de los mejores del séptimo arte. Por lo que sin duda aconsejo que vean esta genial obra de arte sin perder un segundo, del que sin duda es, uno de los mejores directores de todos los tiempos.