No cabe duda de que cuando Disney no se aparta de su camino, las cosas funcionan a las mil maravillas. Acusada durante años de fomentar el machismo por mostrar a una recua de princesas que, sumidas en sus desdichas particulares, no aspiraban a ser más que el premio de un hombre, la factoría de animación más famosa del mundo ha hecho de todo por lavar su imagen de alguna manera. Lo intentó parodiándose a sí misma con "Encantada" y ofreciendo modelos de princesas fuertes con "Tiana y el Sapo", pero sin conseguirlo. ¿Por qué? Porque en el fondo, y todos lo sabemos, si Disney deja de ser lo que fue a nadie le gusta.

"Cenicienta" es, en gran parte, la recuperación de la magia que elevó a Disney a los altares. En mi opinión, sería absurdo añadir un apartado de spoiler a esta crítica, ya que todo el mundo conoce más que de sobra el clásico cuento de la Cenicienta, sobre todo la versión que Disney nos ofreció allá por 1950. El remake de aquel clásico recupera la magia y colorido que le caracterizaba y le dio fama en su época. "Cenicienta" es un amplio abanico de trajes, joyas y cristales de mil colores pensado para encandilar a los más pequeños y a aquellos adultos a los que les mueve la nostalgia y el deseo de disfrutar de un cuento clásico tal y como es, sin demasiados cambios ni añadidos. La magia y el colorido lo impregnan todo en la cinta de Branagh, y me parece más que aceptable.

Maravilloso el trabajo de vestuario y maquillaje. El cásting también me ha gustado mucho, especialmente Richard Madden como el Príncipe y Cate Blanchett como Lady Tremaine. No obstante, me han parecido muy flojos los diálogos; al tratarse de la recreación de un cuento clásico, se le ha dedicado muy poco trabajo al libreto, ofreciéndonos unos diálogos muy simplones y cuyo contenido será poco memorable. Además, los personajes adolecen del clásico maniqueísmo de los cuentos, siendo los buenos muy buenos y los malos malísimos. Pero, a quien le guste, esto no le importará demasiado.

Y eso es, a grandes rasgos, "Cenicienta". Me ha parecido una película predecible y un tanto repetitiva, pero no carente de hermosura y grandes dosis de encanto. Y es que a todo el mundo le gusta disfrutar de un cuento clásico tal y como es, sin añadidos o cambios que lo desvirtúen. Y en esas cosas, Disney es toda una experta.