“El viaje imaginario” es una pura aventura cinematográfica de un visionario como René Clair. No esperen setenta años después a que nos muestres que en las oficinas de los años 20 se iba a ligotear en vez de trabajar. Esto no es “Melrose Place”.
El anillo de nuestro amor servirá como puño americano. Enlaza directamente con “Forbidden Zone” con esos túneles y submundo imposible y hasta con “Noche en el museo”. La cosa es soñar para imaginar con nuevas posibilidades y convertir todo en un cuento de hadas con brujas viejas que se convierten en damas de cabaret, disfraces gatunos, transformaciones en gatos y ratones para descubrir al verdadero amor…

Desde el surrealismo, la comedia, la innovación artística y sin enlaces con el mundo real salvo los ofrecidos culturalmente. El universo es simple con los empleados de banca que forman un trío para mantener las constantes narrativas y un mundo de ensueño con hadas y héroes modernos. Los viajes imaginarios para evadirse de la realidad y dar forma metafórica a iconos
frente la adversidad. ¡Chaplin nos salvará! Y efectivamente nos salvó.
René Clair ya lo imaginó en un viaje cinematográfico en 1925.