La serie embrionaria y original británica fue calificada como un cruce perfecto de “Mujeres desesperadas” y “Sexo en Nueva York” y su remake americano saca de nuevo a relucir los peores tics de “Melrose Place”… en su versión 2009, claro. A pocos les puede sorprender que la vertiente dramática de un grupo de amigas ‘infieles’ haya quedado en el fregadero y que Alyssa Milano, Jes Macallan, Rochelle Aytes y Yunjin Kim se hayan lanzado a un anuncio estilizado, erótico y en constante ralentí-eréctil de lencería sofisticada. Obviando el constando material masturbatorio en constante ebullición de picardías, pechumen y torsos musculados —para que también se pongan a tono las marujas—, queda un conjunto tan vacuo como superficial, tan inherente a la electrificación de neuronas y apagados bostezos. Si fueran un grupo de chonis poligoneras tendría hasta gracia el asunto… pero marujas sofisticadas…no, gracias.

El piloto deja lastradas las señas de identidad de anuncio soft-porn de diseño pero también ciertas dudas: ¿cómo encajará una sociedad eternamente machista a un grupo de señoras que consuman y abarcan tentativas lascivas y adúlteras? Si fuera un filme pornográfico las tildarían inmediatamente de ‘guarras’, mientras que Don Draper siga siendo el amo del gallinero al ritmo de picar y escupir entrepiernas femeninas. Mí única duda aquí es si Alyssa Milano va a empezar a ‘liquidar’ a sus compañeras de reparto si empiezan a robarla demasiados planos y picados directos a su agradecido escote. ¡Esperemos que la Milano no quiera liquidar a lo Anti-Jacob a Yunjin Kim, que ya nos costó aceptar su pérdida en “Lost”! La envidia siempre es mala, pero esta serie es peor.

La infidelidad como calidoscopio podría dar más juego dramático en ese camino hacia el autodescubrimiento clitoriano, más allá de una pasarela de sujetadores adulterados (y adúlteros) y de carísimo diseño entre tanta telenovela barata de saldo con diálogos de pose y cartón. La lectura pone a la mujer a la suela de betún y el concepto anti-matrimonial que denota por su frivolidad resulta esperpéntico. Luego las feministas se quejarán… y con razón. ¡Y también las mamás-ultra-conservadoras! “Infieles (Mistresses)” es todo un insulto a la mujer y solamente tiene cabida como serial erótico del canal Playboy, aunque es de suponer que durará una temporada (si es que no la cancelan al tercer capítulo). Así que aquellos que vayáis a verla para masturbaros… ¡aprovechad!