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Spain Spain · Oviedo
Gould rating:
10
Drama In the horror of 1944 Auschwitz, a jewish prisoner forced to burn the corpses of his own people finds moral survival upon trying to salvage from the flames the body of a boy he takes for his son.
Language of the review:
  • es
March 11, 2017
11 of 13 users found this review helpful
No me suele gustar comentar películas recientes. Prefiero dejar que sobre ellas el paso del tiempo las vaya colocando en su verdadero y merecido lugar. Sin embargo, en este caso, haré una excepción para comentar el impresionante debut del joven Laszlo Nemes en esta esencial, aterradora, severa, seca aproximación a la imposible cuestión del holocausto, situada en el contexto de la rebelión del “sonderkommando” de Auschwitz en octubre de 1944, a través del rostro de Saul –impactante el rostro del actor Géza Röhrig-, uno de sus miembros, empeñado en celebrar un funeral judío y recitar un kadish para un niño que ha sobrevivido a la cámara de gas inmediatamente asesinado por el oficial de las SS para realizar pruebas médicas.

No es desde luego una película apta para todos los paladares. No hay música- si excluimos la banda sonora de gritos, silencios y desesperaciones presente en todo momento- y solo podemos agarrarnos a la deshumanizada mirada de Saúl que nos guía cual Virgilio por este infierno indecible e impronunciable, impactante e incómoda conciencia dolorida de la modernidad, agujero negro de la historia de la humanidad.

Resulta admirable la decisión ética y estética de Nemes del uso exclusivo del primer plano para que todo el horror que le rodea salga desenfocado –lo que eleva aún más la sensación de incomodidad y terror- así como el deseo de huir de cualquier empatía ñoña o exhibicionismo sensiblero de tal modo que el espectador pueda conocer los hechos, que sólo se pueden mostrar con el velo del desenfoque. De hecho, esa sabia decisión se constituye en la clave soberbia, lúcida, de esta película única, agotadora, desesperanzada y atroz que se eleva muy por encima de cualquier otra producción sobre la cuestión y que consigue acercarse, solo acercarse –si uno se acerca más es que no sobrevivió, que dijera Primo Levi- a la imposibilidad de representación del holocausto y de las cámaras de gas como casi ninguna otra película que recuerde. Imprescindible. Bravo.
Gould
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