Nunca se le perdonará que con sus 100 millones de presupuesto acabara siendo una comedieta del montón, y que además recuperara tan solo entre 5 y 7 millones de taquilla mundial. La cosa tiene tela, aún con los efectos especiales y el sueldo de Eddie Murphy, ¿cómo es posible que costara tanto?... técnicamente no es mala, pero de los 100 ni rastro... es algo sobrenatural.

Pero eso es una cosa, y otra distinta que, esto artísticamente sea un desastre mayúsculo; no es cierto. Murphy sabe hacer su faena, sigue siendo bueno pese a su tendencia a desmadrarse (con Martin Brest o Walter Hill no pasaba), aunque igual que buen cómico, sigue siendo (desde los noventa y ahora más que nunca) mala superestrella.

Ante todo ha sido un showman, y aquí eso es lo que es, en uno de los mayores desastres comerciales de la historia del cine, pero que no es ni mejor ni peor que otras comedias; Will Ferrell, Ben Stiller, Owen Wilson, Jack Black, Seth Rogen, todos ellos podrían haber sido Nash y no habría pasado "nada". Claro que, lo mismo la película no hubiese costado tanto, pero ¿acaso tal desproporción la diferencia de ese objetivo que, como el cine que hacen los antes citados, se propone cumplir?

Esta lo cumple, aunque el poco ingenio que tiene lo vaya perdiendo por el camino. Un juguete caro que se rompe casi con mirarlo. Otra "Super Mario Bros". Eso es lo que en parte no se la perdona. Ni se le perdona.