Valorar de forma negativa esta obra solo tiene una explicación. Tras diversos análisis, factores sociales, ver todas las variables posibles y hacer una gráfica con el Excel el resultado es:
Hay que ser gilipollas.

Ese espíritu aventurero, puro, limpio con el único objetivo de entretener. Dirán lo que quieran de los ochenta, pero creando estas sensaciones eran y serán únicos.
Los personajes son una pandilla normal. Ahora cada pandilla esta con etiquetas. La guarra, el salido, el tonto, el chulo, la fea...
Es agradable para TODA la familia sin ser una obra de dibujos o animación. No tienes que abochornarte si al compartir los minutos de película con el o los más pequeños de la casa escuchen palabras mal sonantes o ver escenas que entenderán en los años venideros.

Aventuras en familia que no solo merece ser recordada, si no ser valorada por los valores (valga la redundancia) que transmite.