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Jackie Daytona rating:
8
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- es
January 29, 2019
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Episodio de terror sobre la obsesión y la psicosis, sobre los fantasmas del cerebro que operan en el alma, que pueden desequilibrar la razón y conducirnos a la locura.
Vayamos por partes: un empleado de museo, Martin Senescu, es el encargado de mantener en buenas condiciones a unas figuras de cera que representan a asesinos famosos -a Albert W. Hicks, Henri Landru, Burke y Hare y a Jack el Destripador-. Cuando el museo se ve obligado a cerrar decide transportar las figuras a su casa, y preservarlas en el sótano.
El hecho de que el protagonista, interpretado por Martin Balsam (habitual secundario, actor excelso), conserve los maniquíes provocará el disgusto de su sufrida esposa. “¡Prestas más atención a esos asesinos que a mí!”, le reprocha ella. Poco a poco comprenderemos que el afecto que siente Martin por esos monstruos de cera es más intenso y más turbio del que podíamos sospechar en un principio.
Esta entrega se emitió el cuatro de Abril de 1963, hace ya casi cincuenta y seis años, por lo que si algunas escenas no nos consiguen asustar hoy día debemos ser comprensivos. Fue escrita por Charles Beaumont, con ayuda de Jerry Sohl, ya que para entonces Beaumont estaba aquejado de la misteriosa enfermedad que le causaría la muerte. Dirige un valor seguro como John Brahm. Un acierto es que las figuras estén interpretadas por actores reales; si uno presta atención, observará leves cambios en sus rostros.
Aunque la cuarta temporada esté considerada unánimemente la peor, posee pequeñas joyas reivindicables como esta.
Vayamos por partes: un empleado de museo, Martin Senescu, es el encargado de mantener en buenas condiciones a unas figuras de cera que representan a asesinos famosos -a Albert W. Hicks, Henri Landru, Burke y Hare y a Jack el Destripador-. Cuando el museo se ve obligado a cerrar decide transportar las figuras a su casa, y preservarlas en el sótano.
El hecho de que el protagonista, interpretado por Martin Balsam (habitual secundario, actor excelso), conserve los maniquíes provocará el disgusto de su sufrida esposa. “¡Prestas más atención a esos asesinos que a mí!”, le reprocha ella. Poco a poco comprenderemos que el afecto que siente Martin por esos monstruos de cera es más intenso y más turbio del que podíamos sospechar en un principio.
Esta entrega se emitió el cuatro de Abril de 1963, hace ya casi cincuenta y seis años, por lo que si algunas escenas no nos consiguen asustar hoy día debemos ser comprensivos. Fue escrita por Charles Beaumont, con ayuda de Jerry Sohl, ya que para entonces Beaumont estaba aquejado de la misteriosa enfermedad que le causaría la muerte. Dirige un valor seguro como John Brahm. Un acierto es que las figuras estén interpretadas por actores reales; si uno presta atención, observará leves cambios en sus rostros.
Aunque la cuarta temporada esté considerada unánimemente la peor, posee pequeñas joyas reivindicables como esta.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Queda en manos del espectador decidir quién es el verdadero asesino, si las figuras de cera o el propio Martin, desquiciado por completo.
“¡Os he dado los mejores años de mi vida!”
“¡Os he dado los mejores años de mi vida!”