Muy equivocado estaba el televisivo Patrick MacGoohan, (el prisionero), uno de los protagonistas de esta brillante película, al recitar estas palabras a Frank Lee Morris, el auténtico protagonista de la misma.
Bajo la dirección del solvente y muy recordado Don Siegel, Clint Eastwood nos ofrece una muy buena interpretación de un inteligente recluso, dispuesto a luchar por su libertad.
Un notable drama carcelario, supuestamente basado en hechos reales que, años más tarde, sería en cierta manera plagiado por esa otra gran película carcelaria que es "Cadena perpetua", y que descubrió a ese otro gran y respetado actor que es hoy Tim Robbins.