Excelente y, a la vez emotiva película, donde la directora Sofía Coppola nos muestra una historia tan humana, como cruelmente real.
La historia de dos almas perdidas en la vida, que se encuentran y, debido a sus circunstáncias, se necesitan mutuamente.
Magnífico trabajo visual y magníficas interpretaciones. Nunca Bill Murray estuvo tan convincente como en esta película, ni Scarlett Johansson logró enamorarme de una forma absoluta, de una mujer tan frágil como bella.
Junto a Mystic River, la mejor película del año 2003