Descoloca, turba y descentra... El descaro con el que nos va llevando Mickle a las contradicciones de lo esperado hace que no sepas que esperar... Partiendo de un thriller tenso, abigarrado y vivo, el espectador entra de lleno en la dinámica del director, que a cada giro de la trama nos introduce en su mundo, haciendo que vayamos siguiendo las miguitas de pan que marcan el camino, su camino. Alocada por partes, en el fondo esconde la lucha del propio protagonista, por lo que es, lo que quiere ser y su visión del bien y del mal... hasta que hace lo que de verdad quiere, sin romper con su vida, con su pasado, ese equilibrio instintivo de supervivencia. La película nos introduce en esa imagen "destroyer", destructiva de lo visual, con toques "indie" y aderezado con la serie B de películas que siempre nos influyeron, una oda a lo alternativo que degustarán nuestras corneas sin interrupción.