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Spain Spain · Asturias
Choco rating:
4
Drama In 1831, Irishman Charles Adare travels to Australia to start a new life with the help of his cousin who has just been appointed governor. When he arrives he meets powerful landowner and ex-convict Sam Flusky, who wants to do a business deal with him. Whilst attending a dinner party at Flusky's house, Charles meets Flusky's wife Henrietta who he had known as a child back in Ireland. Henrietta is an alcoholic and seems to be on the verge of madness. [+]
Language of the review:
  • es
April 2, 2015
7 of 7 users found this review helpful
Me aburrí entre bastante y mucho casi todo el metraje.
En los dos primeros tercios de la película, lo único que hace que no la abandones, son los ingeniosos diálogos del petrimetre "Salvador" de Ingrid Bergman. A mí no me parece que esté mal elegido. Su pinta un poco de lechugino, con cara de pollito de gallina y cuerpo de grillo, me parece perfecto para el personaje. Además tiene con diferencia las mejores líneas de texto de la película (mérito del guión, no suyo. Pero ahí están) que dotan al personaje de un cierto humor gélido y cínico, cuyas pocas líneas en ese sentido constituyeron, como dije o quise decir, lo único que me hicieron no abandonar la película durante sus dos tercios iniciales. Sus interpretaciones en este sentido se limitaron a rellenar el personaje con su propia "petrimetrez", pero resultó suficiente, en mi opinión.
El resto de los personajes están desaprovechadísimos y... como mal colados. Bergman en lugar de borracha, parece una lánguida florecilla a punto de desmayarse cual dama de cuento. Sus intentos de caracterización cuando la gobierna el alcohol, se limitan a afearla con unos peinados horrendos, unos sobreros tan escandalosamente horribles que desviaban la poca atención por la trama que hubieran conseguido hasta ese momento, brillando en su fealdad como faros en la noche, llenando el vació de interés hacia sí mismos, consiguiendo distraerte del poco interés suscitado hasta el momento. Efecto parecido conseguían unos vestidos que parecían hechos con los restos de mandilones de un jardín de infantes, llenos de abullonados y tal profusión de enormes lazos, que no sólo te desviaban de la trama, sino incluso de la propia Bergman, que parecía bajo toda esa espantosa parafernalia, una especie de botijo cursi (Y ya es difícil hacer parecer a Ingrid Bergman, un botijo cursi).
Las fases en que no estaba borracha, la vestían y peinaban de un modo más normal. Y esa era toda la caracterización (como si lo que distinguiera a un borracho de un sobrio, fuera la elección del sombrero y el número de lazos imposibles de su vestuario).
Cotten, actor que me encanta, no me parece del todo apropiado para el papel. Tiene una cierta clase natural que no fue capaz de abandonar y hace difícil que una se lo crea como mozo de cuadras. Y tiene un aire sereno en todo momento que mantuvo incluso en sus supuestos ataques "pasionales" haciéndolos poco menos que increíbles.
Otro cantar es el ama de llaves que me pareció magnífica. Qué interpretación!.
El último tramo cobra interés pero como dije, ya pilla el cuerpo algo harto (sobre todo tras el infinito monólogo de la Bergman sobre las cirscustancias que llevaron a la situación presente, que parecía no tener fin. No estaba mal interpretado ni nada, pero ese tocho de guión, contando la película al completo, no había alma que lo salvara.)
El argumento en general, aunque un poco "culebrón", hubiera dado para algo infinitamente más interesante de lo que resultó ser esta película.
La ví entera porque era de Hitchcock, la verdad (y porque me chincha la tira dejar una peli o un libro por la mitad, aunque desespere de infelicidad). Si no, la hubiera abandonado, posiblemente antes de llegar a la mitad.
Choco
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