El joven Jacky Bonnot podrá ser la nueva promesa gastronómica, pero el buen olfato que tiene para cocinar brilla por su ausencia a la hora de elegir un buen empleo, o para darse cuenta de que sus recetas no son para todo el mundo. Quién dice que no hace falta tener carácter para manejar una cocina? Pues únicamente esta película, obvio, que si hay talento de por medio el respeto siempre va a estar, pero a ese respeto nadie se lo gana con tanta facilidad como se ve en la película.

Esta es una historia muy suave, muy light, jugando con la profesión de los protagonista podría decir también que es una historia sin muchos ingredientes, la historia no va para ningún lado y a mi gusto está muy mal contada, por ejemplo la discusión que tiene con su novia, embarazada casi en fecha de parto, no hubiera estado nada mal que tuviera (aunque sea) un poquito de dramatismo, en vez de verla a ella preocupada, enfadada, decepcionada, en un cuarto recostada sobre una cama mirando la panza y hablando con el niño que tiene dentro sobre la persona que ha elegido para que sea su padre, preguntándose cómo hará para criarlo sola, y bla, bla, bla…en lugar de eso la película nos muestra a la novia, como si nada le hubiera pasado, en un restaurante (carísimo) cenando con sus padres, sin demasiadas preocupaciones ni en ella ni en su familia, disfrutan de la vida como si fueran parte de otra película. Otro ejemplo absurdo de la película es verlo a él pintando una ventana y tan solo unas escenas después se lo ve manejando una cocina de un gran nivel con muchas personas a su cargo, si esta película fuera un homenaje a la frase “solo pasa en las películas” su objetivo hubiera estado más que superado.

En fin, aunque en la película sucede todo muy de pronto, aun así es muy pesada y muy aburrida, no se ve la hora de que lleguen los benditos títulos que nos terminen salvando de este terrible bodrio.