"El abanico de Lady Windermere", de Oscar Wilde, en la que se basa el guión es una obra exquisita, deliciosa al ser leída y muy entretenida al verla representada, en las condiciones propias del teatro. Pero al ser llevada al cine, los diálogos se convierten en una serie de ingeniosidades, las célebres paradojas de Wilde, que llegan a cansar, dando a todo un toque de artificiosidad. De ese modo, los personajes más ingeniosos resultan tediosos.
La película es interesante porque la trama lo es y la época de los años 30 atrae con su mezcla de lujo y de hipocresía.
La más convicente de las actrices es Helent Hunt. Scarlett Johansson está algo sosa. Mejor Tam Wilkinson.
Se deja ver.