He quedado anonadado al leer aquí cómo esta película está plagada de símbolos, de metáforas y de no sé cuántas cosas más. Por lo visto el mismo Zvyagintsev dio pie para esos comentarios.
Es verdad que el protagonista es el niño Iván, que tiene que superar lo que malamente los mayores que él llaman cobardía y a la vez el encuentro con un padre ausente durante toda la vida del chaval, 12 años.
Entonces el padre, que de pronto regresa, emprende un viaje con los dos hijos, Ivan y Andrey, de 15. Hasta que faltan unos veinticinco minutos la película, muy bien hecha, me parecía algo como de Julio Verne, “Dos años de vacaciones” y cosas así, con la diferencia de que Iván no acaba de aceptar a su padre.
Pero cuando faltan 25 minutos la película da un giro y se convierte en otra cosa. Y puestos a hacer florituras eruditas se podría hablar de la ¿simbólica? “Muerte del padre” y traer a colación a Freud, a Kafka y demás.
Pienso que la película admite una lectura naturalista.
Tragedia post película. Vladimir Garin, el chaval que hace de Andrey, murió poco después, a los 16 años, en un accidente, en un juego parecido al que sale al principio de esta película.