Pasable película del vasco Pedro Olea; director valiente al que tocó torear con la censura franquista y artista con mucho oficio.

Acertado trabajo de los actores en general con una Concha Velasco desconocida a la cabeza, que aunque un tanto rígida en sus andares, se luce hasta casi sorprender, No así Ingrid Rubio, sosita ella.

Destacan música, fotografía, sonido y ritmo, y para mi gusto le sobran excesivos primeros planos.

Como escenas para no perderse, por anecdóticas, aquellas "subidas de tono" de la actriz principal, que conociendo un poco su forma de ser y los tiempos que le tocó vivir, le costarían un mundo.

También resultan interesantes los "noticieros" en la lejanía, críticos con la situación social de un país africano, y no menos curioso oír también análisis sobre tipos de interés y armonización fiscal...de los doce! en 1996.

Otra buena sorpresa? Los Marismeños cantando "La Zarzamora" en un corto plano secuencia, homenaje al flamenco, sabiamente ilustrado por el vasco.

En fin, una peli para pasar el rato, con suficientes ingredientes para que no aburra.