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Quim Casals rating:
10
Language of the review:
- es
February 19, 2006
133 of 143 users found this review helpful
Poco divulgada y frecuentemente infravalorada por considerarla un proyecto inconcluso, Una partida de campo es, para mí, una de las mejores, si no la mejor, obra de su autor y una de las más hermosas y tristemente poéticas de la historia.
Tal vez se trata de la película impresionista por antonomasia, no tanto por las localizaciones y encuadres, que remiten de manera muy directa a los cuadros de Renoir padre, como por conseguir atrapar el gran sueño de los impresionistas: la captación de la fugacidad del tiempo, o de la vida.
Al verla nos instalamos en un idílico presente, cargado de latente sensualidad, que cristaliza en un pasaje sublime de pasión arrebatadora; pero si Kubrick con un hueso trazó la elipsis más larga del cine, Renoir con la lluvia nos trae la más desoladora, y de pronto comprendemos que todo queda, irrecuperablemente, atrás. Pero con Una partida de campo se nos ha dado la gracia de contemplar, de vivir el instante y, como en Dublineses, como en Los puentes de Madison, sentimos que un instante puede valer por toda una vida.
Tal vez se trata de la película impresionista por antonomasia, no tanto por las localizaciones y encuadres, que remiten de manera muy directa a los cuadros de Renoir padre, como por conseguir atrapar el gran sueño de los impresionistas: la captación de la fugacidad del tiempo, o de la vida.
Al verla nos instalamos en un idílico presente, cargado de latente sensualidad, que cristaliza en un pasaje sublime de pasión arrebatadora; pero si Kubrick con un hueso trazó la elipsis más larga del cine, Renoir con la lluvia nos trae la más desoladora, y de pronto comprendemos que todo queda, irrecuperablemente, atrás. Pero con Una partida de campo se nos ha dado la gracia de contemplar, de vivir el instante y, como en Dublineses, como en Los puentes de Madison, sentimos que un instante puede valer por toda una vida.