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Iván Roldán rating:
8
Drama. Mystery In the mystical, subtropical province of Guizhou, there is a small county clinic surrounded by fog. At the Kaili clinic, there are two doctors who live quiet, lonely lives. One of the doctors, Chen Sheng, embarks on a journey by train to find his nephew, who had been abandoned by his brother. On the way to Zhenyuan, Chen Sheng came across a place called Dang Mai, where time seemed to flow both forwards and backwards, the lives of the local people a complete mystery. [+]
Language of the review:
  • es
March 2, 2018
6 of 7 users found this review helpful
“Hijo mío, aquí el tiempo se convierte en espacio.” Canta Gurnemanz en Parsifal de Richard Wagner –me encanta esa parte–. Porque el tiempo como el espacio no son objetos localizables, sino los destinos del sentido. A veces medito unos segundos cómo iniciar estos comentarios, reseñas, críticas... me parece una buena manera citar a Wagner, quien en varias de sus obras mostró la influencia de la filosofía de Schopenhauer, inspirada en la sabiduría oriental y en específico del Vedanta y el budismo. Y es que, sin ser precisamente un filme budista, Kaili Blues, es un reflejo de su concepción del tiempo y su dilución. Un excelente debut del joven escritor, poeta y cineasta chino Gan Bi.

La elipsis narrativa de Kaili Blues transcurre con total libertad, ajena al tiempo y a un estilo en particular, dibujado en su primera parte la relación de Chen con su medio hermano “Cara de Loco”, y el interés por su sobrino Wei Wei, también su labor en la clínica rural y los sueños y visiones que le persiguen. Gradualmente descubriremos su sombrío pasado, de la manera más contemplativa, como si fuese un soñar despierto, en donde las emociones fluyen a través de los versos en off (desgraciadamente la traducción de los subtítulos no es la mejor). Para después optar por un estilo más experimental, un plano secuencia onírico de poco más de 40 minutos en donde cual Road Movie, le acompañaremos en su camino a Zhenyuan en pos de recuperar a Wei Wei. Un camino de lo más calmo, de verdor y leyendas sobre hombres-bestias peludos, una banda de rock pop y una costurera que sueña con viajar a Kaili y trabajar como guía turística, una estilista y recuerdos de una vieja promesa.

Si hay algo que disfruto mucho del cine son los planos secuencias, y aquí, tenemos uno bastante bello. En donde la cámara sigue tanto a Chen como a los habitantes de aquel poblado suspendido en el tiempo, cámara en mano y un angular que probablemente te haga sentir como si mirases la acción a través de un par de binoculares o del ojo de un animal. A la par la fotografía juega un papel protagónico, equilibrando la naturaleza de la vegetación, la bruma y sus callejones con algunos efectos de luz y color muy atractivos, y aquí también cabe destacar los efectos de sonido presentes en el cambio de escenas. Las actuaciones tan naturales como se pueden pedir. El simbolismo, relojes y trenes, en la fusión del tiempo y espacio. Un trazo circular. Gran detalle.

Quizá más interesante en la apreciación de su lenguaje cinematográfico que en el desarrollo de su historia, la que, si te soy sincero, llega a quedar en segundo plano (y más al atisbar su final). Así que, Kaili Blues no es una película para cualquier (no hablo de intelectualidad, sino de gustos). Si buscas una historia no creo que sea lo tuyo. Finalmente su efectividad yace en que te dejes llevar por el lirismo de su atmósfera, y aprecies la belleza técnica y creatividad de su lenguaje audio-visual.
Iván Roldán
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