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PROT rating:
9
8.0
31,915
Comedy
The small village of Villar del Río is awaiting the song performance of Carmen Vargas, 'The Great Andalusian Star'. The quiet village is governed by a deaf, naughty and good-natured Mayor, who only wants to enliven the place. By the same time, good news come to the village: the arrival of North American high personalities that will give economical aid to the nation city by city, village by village. The Mayor doesn't know what to do to ... [+]
Language of the review:
- es
April 18, 2020
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Al final, como algo parecido a lo que ocurría en aquel sketch de Martes y Trece, la opinión del experto se impuso y los vecinos de Villar del Río se vistieron de lagarteranas y cortijeros y convirtieron a su pueblo, tan modesto, en una sucursal del barrio de Triana. Quizá porque Lolita Sevilla, la máxima estrella de la canción andaluza, era su partenaire.
Con base en las avasalladoras presencias de Manolo Morán y de José Isbert, que dan vida a un guión fabuloso firmado a tres puños, a los espectadores de muchas generaciones, sumisos surtidores de una lágrima insumisa, cual chorrito epidérmico, se nos invita a no olvidar que esta España mía esta España nuestra de las aras quietas y de las vendas negras, se ha dado desde siempre a los sueños y a los discursos. A los sueños porque al fin y a la postre todos creemos en los Reyes Magos, y a discursos con los que aquellos que nos deben una explicación, nos la van a pagar.
Igual que a los ciudadanos de Villar del Río, esa muestra de esta España mía y esta España nuestra, las cosas no nos suelen salir como habíamos imaginado. Pero ahora, que no sabemos dónde están los ojos, dónde están las manos y dónde la cabeza, colocando sobre la mesa el valor único de un corazón generoso, muriendo por ver de nuevo el agua mansa del Guadalquivir, no es mal momento para recurrir otra vez a ¡BIENVENIDO, MÍSTER MARSHALL! por recordar que, luego, sale el sol y todo brilla.
Con base en las avasalladoras presencias de Manolo Morán y de José Isbert, que dan vida a un guión fabuloso firmado a tres puños, a los espectadores de muchas generaciones, sumisos surtidores de una lágrima insumisa, cual chorrito epidérmico, se nos invita a no olvidar que esta España mía esta España nuestra de las aras quietas y de las vendas negras, se ha dado desde siempre a los sueños y a los discursos. A los sueños porque al fin y a la postre todos creemos en los Reyes Magos, y a discursos con los que aquellos que nos deben una explicación, nos la van a pagar.
Igual que a los ciudadanos de Villar del Río, esa muestra de esta España mía y esta España nuestra, las cosas no nos suelen salir como habíamos imaginado. Pero ahora, que no sabemos dónde están los ojos, dónde están las manos y dónde la cabeza, colocando sobre la mesa el valor único de un corazón generoso, muriendo por ver de nuevo el agua mansa del Guadalquivir, no es mal momento para recurrir otra vez a ¡BIENVENIDO, MÍSTER MARSHALL! por recordar que, luego, sale el sol y todo brilla.