Drama ambientado en el Oeste que gana fuerza en los momentos de la confrontación no física, el psicópata por excelencia en los 90 y 00 Kiefer Sutherland, encarna de manera muy sentida el rol de un hombre duro y reservado, desgarrado por la guerra, que regala réplicas sobrecogedoras por el dolor que llevan impuestas, casi todas ellas dirigidas personaje de su padre. Impagable el alegato que pronuncia sobre la creencia religiosa, según asegura Dios nunca vino a ayudar a los hombres que ante él morían en la guerra.

La película se estructura en calibrar la duración del estoico aguante que tiene el protagonista en tolerar injusticias y humillaciones, reconocido hombre de armas en el pasado. Tales mortificaciones llega a experimentar que uno llega a pensar incluso que nada pasará, lo doloroso e impactante es que da la impresión de que el protagonista lo sufre de manera intencionada, pudiendo ser capaz de remediarlo y con ello no haciéndolo.