Lenta, pero magnífica, no tiene nada de relleno ni se enreda en ningún momento en trivialidades, lenta, pero directa al corazón, al intelecto, a la conciencia. (Tal vez el espectador occidental esté acostumbrado a largometrajes más cortos y con mayor ritmo y por ese motivo la mayoría no disfruta del cine del Gran Maestro Kurosawa, no saben lo que se pierden). Pero a pesar de su ritmo lento, al final llega a la meta, como la tortuga, ganando a todas las liebres del mundo, triunfal, dejándonos todos los cabos atados, el camino llano, con todo detalle, siendo en todo momento una trama verosímil, no dejando nada al azar.

Como siempre encuadres cuidados al milímetro, un blanco y negro sublime, la luz en su sitio, como si fuese un cuadro en movimiento. La historia deja el más amargo sabor de la realidad, tenemos un casi héroe, una casi justicia, una casi venganza, un casi final feliz, pero todo se queda en casi, como en la realidad. La trama bucea, como nos acostumbra Kurosawa, en lo más profundo del ser humano, en sus sentimientos. Esta vez nos sumerge entre en la delgada línea del odio y del amor, de la maldad y la bondad, de lo que está bien y de lo que está mal, y como el ser humano no es perfecto, duda, porque como dice el Señor Wada "odiar no es natural". Kurosawa sabe jugar a la perfección con los sentimientos del espectador, sabe darnos lo que creemos que haríamos el 99% de los humanos si viviésemos la misma situación que Nishi, venganza, pero también la duda, porque matar no es fácil, odiar no es fácil, vengarse no es fácil, tan sólo en el cine o en la imaginación, pero no en realidad y el Maestro nos ofrece siempre grandes dosis de realidad. Y así es como se balancea la película, entre los momentos de final feliz y la realidad, de un extremo a otro, hasta que termina donde terminan casi siempre las cosas en la vida real, con los canallas durmiendo en paz, tranquilamente, riéndose del pueblo.

(5 cosas que me encantaron en el Spoiler.)