Vale, «Next» es malucha, pero eso no quita que pueda medio entretener si dejas a un lado cualquier sentido crítico. Esto pasa con muchas películas, ojo, películas que aun con sus aberrantes limitaciones, y quizá precisamente por ese motivo, te ríes de lo lindo.

Sin embargo, las torpezas de «Next» no son suficientes como para que supere ese bache del absurdo y de la irrelevancia supina y entre en la simpatía de la acción sin prejuicios. Para más inri, la acción no engancha en ningún momento, puede que porque los efectos especiales son tirando a precarios y porque se hace difícil ver a Nicolas Cage (no, no voy a hablar de su cabello) como héroe rompe-caras. Jessica Biel no sé qué hace en la trama, así de sencillo, y Julianne Moore desagrada desde el principio, por agresiva y prepotente. Quien agrada, y mucho, es el alemán Thomas Kretschmann, el hombre sinónimo de masculina elegancia y ante quien vuelvo a rendirme por completo; de hecho me sorprende que la indefensa Liz se queje de que la secuestre. Él, y sólo él, tiene mi permiso para destruir medio mundo, ya desde «Resident Evil». ¿Por qué siempre hace de malo? ¿Por qué?, me desespero preguntando.

El argumento, que puede tener algunos puntos discutibles en relación a los poderes videntes de Cris, creo yo que se mantiene, al menos hasta determinado giro de guión que hace imposible toda credibilidad. El comportamiento de los personaje es algo inverosímil y los villanos no tienen entidad. Desenlace sorprendente, eso sí, aunque no tiene por qué ser un halago.