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Spain Spain · Málaga
Kaori rating:
5
Western. Drama Little Bill Daggett (Gene Hackman), a sadistic, dictatorial sheriff, enforces gun control on a tiny frontier town, doling out his own brand of due process as he sees fit. When he denies justice to the prostitutes of the town brothel, one of whom has been slashed by a client, the women hire Bill Munny (Eastwood), a reformed gunslinger, to gain vengeance. However, Munny must contend with his new moral code in the face of revisiting the life he left behind. [+]
Language of the review:
  • es
April 14, 2012
13 of 26 users found this review helpful
En realidad me hubiera gustado titular esta crítica con un «Harry el sucio se suicida», pero como eso hubiera necesitado una larga explicación, prefiero dejarlo en algo más simple. Además, a buen entendedor pocas palabras bastan.

El caso es que Clint Eastwood parece condenado a repetirse. De nuevo me encuentro con una película bien realizada, y hasta con cierto encanto melancólico gracias a una fotografía oscura y una banda sonora de tintes nostálgicos. Ahora bien, como siempre, Eastwood vuelve a patinar en el argumento. Que horror de historia.

Primero que el desencadenante de todo es hasta pueril. Por supuesto que está mal maltratar a una mujer, pero alguien debería decir que la venganza no es justicia y que el castigo que las prostitutas quieren infringirle a los dos vaqueros es desproporcionado hasta el extremo. Así pues, no sé quién puede sentirse motivado ante un argumento tan pobre y hasta absurdo. Además, también habría que decirle al grupo de meretrices que la dignidad la perdieron hace mucho tiempo. Quizá deberían, al mismo tiempo, preocuparse un poquito de esto.

Aún así, lo más criticable son los personajes. Una cosa es humanizar a los criminales, algo que han hecho decenas de películas antes que esta; y otra bien distinta es endiosarlos, aplaudirles y convertirlos en héroes a los que hay que admirar, respetar y, por supuesto, amar. Y encima no un criminal cualquiera, no, sino uno de verdaderos instintos asesinos, con más pecados a sus espaldas que todos los personajes juntos.

Hablo, por supuesto, de William Munny, un miserable sin ninguna vergüenza. Y tampoco perdón, la verdad, porque su arrepentimientos es falso y mezquino. Cansada me tenía con tanto repetir lo malísimo que era... ¿era? No, no: es. Porque vaya prenda el Munny, que mata casi con placer, con orgullo, sin que le importe lo justo o injusto, lo correcto o incorrecto.

Pero si algo puede empeorar, empeora, y aquí lo peor es que nos quieran hacer creer que el verdadero malvado de la historia es el genial Little Bill, interpretado por un maravilloso (también condenado a repetirse) Gene Hackman. Sus métodos son duros, sí, y muy expeditivos, algo siempre discutible. Pero no podemos olvidar que su rudeza la emplea con los enemigos de la ley, y estos enemigos no son santos, señores, sino que todos y cada uno de ellos tiene las manos manchadas de sangre y quieren volver a manchárselas sin ningún escrúpulo. Tal y como él mismo dice en posiblemente la mejor frase de la película: «¿Inocente? ¿De qué?».

Y no me olvido del gran Richard Harris, cuyas escenas junto a Hackman me tenían embobada. Tampoco voy a pasar por alto los pésimos tiroteos, en especial el último, que no hay quien se lo crea. Si es incluso ridículo. Y muy frustrante.

Por los actores le daría más nota, pero es que está tan bien valorada, y el mensaje es tan indignante, que la dejo en aprobado. Se ve que Eastwood no aprendió nada de Leone. Que lástima.
Kaori
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