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Spain Spain · Málaga
Kaori rating:
6
Adventure. Drama. Romance A shipping disaster in 1886 has stranded a man and woman in the wilds of Africa. The lady is pregnant, and gives birth to a son in their tree house. Soon after, a family of apes stumble across the house and in the ensuing panic, both parents are killed. A female ape takes the tiny boy as a replacement for her own dead infant, and raises him as her son. Twenty years later, Captaine Phillippe D'Arnot discovers the man who thinks he is an ... [+]
Language of the review:
  • es
January 11, 2013
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Imaginémoslo: estar sentada en tus sillones de terciopelo, bordando encantadoramente con tu vestido de gasa, la chimenea encendida y el té sobre la mesa... y que aparezca tu marido chillando y moviéndose por el suelo como un mono. «Cariño, ¿todo bien?» «Sí, sí, sólo estoy recordando mi infancia». Tiene que ser graciosísimo.

Claro, que ni «Greystoke» ni las historias que se han hecho de Tarzán se lo toman así, como habría que tomárselo, con sentido del humor. La versión de Hudson me parece bastante afortunada, pero es que tiene un desarrollo y un desenlace que no me gustan ni un pelo. Aún a riesgo de parecer etnocéntrica, he de decir que ser conde en la «civilizada» Inglaterra de principios de siglo siempre será mejor que desnudarte en plena jungla y alimentarte de gusanos. Evidentemente, el hombre-salvaje John se encuentra demasiado condicionado por su crianza, pero también es verdad que, sin ningún conflicto ni reticencias, es capaz de aprender dos idiomas, todas las normas de cortesía, enamorarse, vestirse, montar a caballo, tener plena conciencia de sí mismo y adaptarse tan cómodamente a su vida en Londres. No hay choque cultural ni psicológico entre el carácter primitivo de John y el mundo socializado de su familia, que es lo que se espera, lo que generaría un verdadero dilema y lo que justificaría toda la historia, incluido el desenlace.

Christopher Lambert está maravilloso como rey de los monos y conde de Greystoke, entre lo humano y lo animal, entre lo cortés y lo brusco, entre lo apasionada y lo ajeno. Destila un raro magnetismo que la dulce Jane, comprensiblemente, no puede resistir, y juntos nos ofrecen una de las escenas más morbosa de toda la historia de Tarzán: el encuentro en la cama de Jane, mientras se peina. Que intensidad, que lujuria, que besos, mon Dieu, como diría un John arrebolado.

En definitiva, una película llena de elegancia, aventuras y buen gusto, que no pretende ser un estudio antropológico pero que igualmente sirve para que de pie al debate sobre la naturaleza humana. Más que interesante.
Kaori
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