Aunque la acción sucede hace más de sesenta años, seguimos teniendo a los mismos señoritos y a los mismos siervos. Cambia el discurso y cambian las formas, pero siguen arriba y seguimos abajo. La manera de servir no es tan descarada y la manera de someter se disfraza con falsa preocupación por el trabajador.
Como le decía el señorito Iván a Paco, el Bajo, cuando no podía ni ponerse de pie, pero se lo quería llevar de cacería 'hay que esforzarse, Paco'. El mismo humo que nos venden ahora.
Los gritos de 'la niña chica', que parecen las voces desesperadas de todos los trabajadores del cortijo. Tantas cosas que comentar de esta película, pero la mayoría ya están en otras criticas.
Qué dura y qué necesaria todavía en 2022.
Spoiler:
El momento en el que se siente un respiro dentro del continuo de injusticias: cuando Azarías cuelga al señorito Iván, demostrando dentro de su ignorancia, ser el más poderoso de todos.