Padre de familia es una divertidísima serie americana sobre las singulares y disparatadas situaciones a las que se enfrenta una familia de clase media. A lo largo de sus desternillantes capítulos asistimos a un festival humorístico que casi no nos permite respirar entre carcajada y carcajada. En el serial se ríen de situaciones tan hilarantes como usted pueda imaginar: Los niños que padecen cancer, los asesinatos, las prostitutas adictas al crack, la delincuencia, la anorexia, las personas a las que después de hacerse un análisis de sangre se les diagnostica SIDA, la pedofilia, el suicidio, las violaciones, el acoso escolar, las discapacidades físicas y mentales, y un largo etcétera.
Ríanse, es la nueva moda del siglo XXI reirse del dolor. Y no me malinterpreten, no soy un mojigato religioso, ni una persona con poco mundo, ni desconozco qué es la sutileza; pero hacer buen humor negro es algo complicado y extremadamente inteligente, dos adjetivos que no describen ni a Seth Mcfarlane ni a sus guionistas.
¿No le resulta divertido? Entonces el fallo es suyo, que no han entendido los sutiles matices humorísticos de la serie. ¡Zas, En toda la boca!