"Trade" podría haber resultado interesante si se hubiese obviado la acción heroica del mes y, de paso, todas esas licencias tan mainstreamescas como los chicanos vacilándole a las chicas, o cosas así, sin embargo, pasa de lo que debería haber sido una película comprometida y necesaria a un thriller burdo, lamentable y que no hace justicia a un tema tan contundente como el que trata

Ni el trabajo de un Kevin Kline que empieza a perder fuelle da un ápice de lucidez a esta anodina propuesta, ya que estar rodeado de un elenco tan malo y limitado tiene sus consecuencias, y el amigo Kline tampoco hace absolutamente nada por darle un poco de brío a su personaje. Eso por no mentar su relación con el joven protagonista, horrible actor por otro lado.

Lo cierto, es que viendo "Trade", a veces sientes el frío, a veces los golpes, pero son tan pocas las veces que en la mayoría de ocasiones lo único que sientes es la más absoluta indiferencia por como está todo llevado y filmado.

Y con todo eso, lo que más me molesta no es la inverosimilitud de una trama que nunca llega a buen cauce, ni las relaciones de unos personajes que pecan de increíbles e informales, sino el hecho de que, partiendo de un material tan bueno, se realice una cinta haciendo gala de un cinismo e hipocresía tan patéticos como nauseabundos... y no es la primera vez.
Porque por mucho que ladren y arañen, sabemos de que pie cojean los precursores de estas porquerías tan prescindibles como vacuas y estúpidas, y es que por notorio e interesante que pueda resultar un tema así, ellos van a lo que van, es decir, hacer caja y poco más… que si un director extranjero tras las cámaras, que si un actor en declive ante las cámaras y que si un guión telefilmesco y circense para una historia jodidamente cruda que lo menos que podría llegar a merecer, es que un mamarracho como Emmerich pusiese su pestilente dinero para llevarla a la pantalla.
Pues con él yo me limpiaba el culo, con él y con su guión.