Average rating
5.7
Ratings
7,557
Reviews
1,255
Lists
170
Movie recommendations
- Ratings by category
- Contact
- Social Networks
-
Share his/her profile
Grandine rating:
6
Language of the review:
- es
June 22, 2007
21 of 25 users found this review helpful
Si el primer tomo de "Tetsuo" era una espiral de locura y desolación, se podría decir que su segunda parte constituye un anexo, aunque inferior, sumamente curioso y, en efecto, mucho más asequible para los que se planteasen que el anterior volumen resultaba demasiado ruidoso y poco entendible.
Lo peor de esta segunda propuesta es que Tsukamoto tiene a un convencionalismo mayor, extirpando esa fotografía en blanco y negro que tan idonea resultaba, suavizando muchísimo más su banda sonora, que ya apenas abusa de esos chirridos industriales que descompensaban al espectador, añadiendo aquí un hilo al que aferrarse y que seguir para dar una continuidad a la historia y, en último lugar, ofreciendo muchas más explicaciones sobre algunos hechos que quizá no requerian tal atención.
La cuestión es que, aun y habiendo perdido un ápice de indomabilidad, el cineasta japonés sigue realizando un trabajo realmente intenso, donde algunos instantes poseen un desasosiego poco corriente (sobretodo si ese desosiego se logra en secuencias tan livianas como deberían ser persecuciones, por ejemplo) y la suciedad y la dureza vuelven a contemplar la imagen como un mecanismo prácticamente desnudo para introducir al respetable en una obra tan potente como arrolladora.
En pocas palabras, no es el Tsukamoto más puro, ese que sorprendía al país nipón cuatro años atrás, pero resulta suficientemente estimulante como para no perderse este ejercicio cinematográfico que añade, además, alguna que otra nueva vertiente a lo ya rodado en la primera cinta, como ese magnífico final, o una explicación más detallada de ciertos puntos que sí la requerían, por ejemplo.
Lo peor de esta segunda propuesta es que Tsukamoto tiene a un convencionalismo mayor, extirpando esa fotografía en blanco y negro que tan idonea resultaba, suavizando muchísimo más su banda sonora, que ya apenas abusa de esos chirridos industriales que descompensaban al espectador, añadiendo aquí un hilo al que aferrarse y que seguir para dar una continuidad a la historia y, en último lugar, ofreciendo muchas más explicaciones sobre algunos hechos que quizá no requerian tal atención.
La cuestión es que, aun y habiendo perdido un ápice de indomabilidad, el cineasta japonés sigue realizando un trabajo realmente intenso, donde algunos instantes poseen un desasosiego poco corriente (sobretodo si ese desosiego se logra en secuencias tan livianas como deberían ser persecuciones, por ejemplo) y la suciedad y la dureza vuelven a contemplar la imagen como un mecanismo prácticamente desnudo para introducir al respetable en una obra tan potente como arrolladora.
En pocas palabras, no es el Tsukamoto más puro, ese que sorprendía al país nipón cuatro años atrás, pero resulta suficientemente estimulante como para no perderse este ejercicio cinematográfico que añade, además, alguna que otra nueva vertiente a lo ya rodado en la primera cinta, como ese magnífico final, o una explicación más detallada de ciertos puntos que sí la requerían, por ejemplo.