Síntesis eficaz con una buena producción sobre el juicio estrella, por parte de los aliados, a los jerarcas nazis capturados al terminar la segunda guerra mundial en 1945.

No confundir con el juicio a los jueces que dio lugar a la mítica ¿Vencedores o vencidos? de Stanley Kramer en el 61.

Aquí la profundidad psicológica de los personajes implicados cede el protagonismo a las razones por las que se celebraron estos juicios hasta la fecha sin precedentes, sentando las bases de futuros derechos internacionales, así como a las condiciones logísticas en que transcurrieron. Nuremberg había sido el epicentro de las celebraciones nazis.

Así asistimos de forma ordenada al conocimiento de los implicados por uno y otro bando, las reticencias iniciales ante el posible fracaso legal de los acusadores y el punto de vista de los acusados, centrados en el mariscal Goering, con un estupendo Brian Cox que acaba por llevarse el gato al agua en el apartado actoral.

Pero sobre todo asistimos al horror del que es capaz el ser humano con sus semejantes. Imágenes que nunca dejaran de impresionarnos y que no podemos imaginar el impacto que debieron causar al ser visionadas por primera vez.

Han pasado apenas 70 años y seguimos cometiendo los mismos errores.