Pues quería acabar este año 2017 con algo ligerito y fácilmente digerible, una de esas cintas que no me hicieran pensar y que me dejasen comer tranquilamente el turrón en estas fechas tan señaladas. Había muchas opciones en la cartelera que prometían cumplir ese propósito, pero las películas de catástrofes siempre han llamado mi atención y ‘Geostorm’ ha resultado ser la elección perfecta.

Pensando que iba a ser un truñete con poco argumento, que viniese pseudofilmada por Emmerich y con efectos dignos de una serie B, resulta que la había subestimado bastante. Curiosamente ‘Geostorm’, dentro de su tontuna, marca un tono distinto y tiene algo que contar, por lo que me ha ido ganando poquito a poco.

Con un marcado discurso medioambiental y las terribles consecuencias que puede tener el hombre sobre la naturaleza (como, por ejemplo, querer dominar el clima), Butler se erige como el héroe de la cinta manejándose en un terreno cómodo y cumpliendo. A partir de ahí, una ristra de secundarios eficientes que saben cumplir aún con el piloto automático encendido (véase Andy García o Ed Harris) y una mínima trama de guión que la haga interesante pero que se vea venir bastante de lejos. A partir de ahí, recae en el espectador el deber de creer más o menos ciertos disparates argumentales para entrar por completo en su universo.

A eso le sumamos muchos, muchísimos efectos digitales más o menos conseguidos, pero que lucen un poco más de lo esperado y un desarrollo a medio camino entre los clásicos del género y ‘Gravity’.

No hay que pedirle más a ‘Geostorm’ porque no es la película de vuestras vidas, ni va a revolucionar el género, ni va cambiar nada en el panorama cinematográfico actual. La película cumple con la intención de ser una correcta y muy entretenida cinta catastrofista de mensaje ecologista.

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