A pesar de que sigo pensando (y esta película no me quita la razón) que Woody Allen necesita un descanso, simplemente, de un añito sin dirigir, acudo como buen espectador a su cita anual en los cines. Y aunque no se consigue el nivel de ‘Medianoche en París’ (película que cada vez me gusta más y ha pasado a ser mi favorita del director) ‘Magia a la luz de la luna’ es una película encantadora que se deja querer y que eleva el nivel de sus últimas películas. Os pongáis como os pongáis, ‘Blue Jasmine’ era un coñazo y ‘A Roma con amor’ solo tenía un pase.

Como solo Allen sabe hacerlo, nos vuelve a contar un bonita historia de amor encubierta en una trama de misterio, magia y videntes de por medio. Todo esto aderezado del porte y galantería de la que hace gala un Colin Firth embriagado de la mirada azul y la sonrisa cautivadora de Emma Stone. La actriz es lo único que recuerdo de las últimas películas de Spiderman y Allen le regala una perla de personaje, en el que ella se siente muy a gusto. Gracias a ella, el espectador acaba empatizando por completo con Firth.

‘Magia a la luz de la luna’ se ve, se disfruta, es el Allen que sin llegar a darnos una película redonda, nos coloca una sonrisa en la cara con su happy ending final. A pesar de sus pocas sorpresas, es una película superior a la media.

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