Los mundos de Roald Dahl (el mejor escritor infantil de la Inglaterra del siglo XX) y de Danny deVitto se cruzaron y salió una muy buena película. DeVitto aportó sus extremas angulaciones de cámara (todo son contrapicados y posiciones de lo más expresionistas, algunas desde el punto de vista de los niños) y Dahl aportó esta maravillosa historia de una niña incomprendida por toda la estupidez ajena que la rodea. El humor negro de Dahl, sin las blandenguerías de otros escritores infantiles, ataca muchas cosas: la crueldad de algunos niños, la soledad del inteligente, los adultos estúpidos y autoritarios que ejercen su ditatorial comportamiento con los niños. También ofrece un relato políticamente incorrecto: cualquiera que sea tu amigo y te quiera puede ser tu familia; ésta no tiene por qué ser la típica familia de toda la vida. También ofrece un mensaje esperanzador: la lectura te hará libre y te ayudará a ser más feliz. Todo esto es maravilloso para el aprendizaje de los niños ( hay cosas en la película de las que un niño no se enterará demasiado porque el humor es a veces adulto). Por si todo eso fuera poco, Mara Wilson no es ni Macaulay Culkin ni Shirley Temple. Nada de niña repelente, sino una niña normal con unos ojitos tristes que realiza una muy buena interpretación. La película es bastante buena y muy divertida. Si a eso le añadimos la profundidad que se le puede sacar, nos encontramos con una de las mejores películas infantiles de los últimos años.