"Kimi" es una película en centrada en tres mensajes:

El primero y superficial, un thriller criminal que funciona sin alardes, bastante inverosímil pero muy divertido, sobre todo por la resolución de la protagonista.

El segundo resulta mucho más interesante, y es la agorafobia y los problemas mentales derivados o potenciados por la pandemia, rutina, día a día, dificultad social, logística y economía... todo el primer tercio de la cinta está dedicado a la rutina de una mujer incapaz de salir de casa, y es tan interesante como bien realizado.

El tercero y más global, es la crítica y el terror profundo a los medios digitales y a la nula privacidad digital. Redes sociales, cookies, datos que se venden y se compran, asistentes tecnológicos que nos vigilan. Todo muy "Black Mirror", pero la diferencia es que esto ya es hoy.

El cóctel de las tres temáticas funciona muy bien, especialmente por su corta duración. Quizás os cueste ejercer la suspensión de la realidad con la historia en sí de asesinos a sueldo, pero el resto merece bastante la pena y nunca deja de ser divertido.