Buster Keaton consiguió con esta película una mezcla casi magistral de acción y humor, creando así una genial comedia bélica ambientada durante la Guerra de Secesión, en la que, para variar, los buenos son los sudistas, mientras que los nordistas son muy torpes y muy malos. El desarrollo narrativo dosifica muy bien la acción y el suspense, y la dirección saca un gran partido a los escenarios naturales en los que se llevó a cabo el rodaje. La idea de la carrera de obstáculos como metáfora de la vida y como vía para la maduración personal aparece luego en otra película de Keaton, "El colegial" (College, 1927), de James W. Horne.