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Pedro Triguero_Lizana rating:
8
Adventure. Western Year 1823. In an expedition of the uncharted American wilderness, legendary explorer Hugh Glass (Leonardo DiCaprio) is brutally attacked by a bear and left for dead by members of his own hunting team. In a quest to survive, Glass endures unimaginable grief as well as the betrayal of his confidant John Fitzgerald (Tom Hardy). Guided by sheer will and the love of his family, Glass must navigate a vicious winter in a relentless pursuit to live and find redemption. [+]
Language of the review:
  • es
December 22, 2017
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Es muy interesante el reciente resurgimiento de un género, el "western", en los últimos años, a juzgar por largometrajes como "Los odiosos ocho" (The Hateful Eight, 2015), de Quentin Tarantino, "Bone Tomahawk" (2015), de S. Craig Zahler, o "El renacido" (The Revenant, 2015), de Alejandro G. Iñárritu, destacando los tres, por cierto, por la crudeza del enfoque propuesto para reconstruir la vida en el Oeste, una vida que, en efecto, en la realidad era muy dura, lo que siempre hace pensar en el excesivo idealismo que el cine (el de Hollywood, sobre todo y en primer lugar) ha empleado a menudo para narrar y describir este universo histórico-geográfico.

En el film de Iñárritu, situado geográficamente en las Montañas Rocosas, sur de Montana o norte de Wyoming, no hay idealismo sino todo lo contrario: una crónica sumamente cruda -por minuciosa y descriptiva- de la vida de los tramperos del Oeste, y, más en concreto, una descarnada crónica de la odisea que vive el explorador Hugh Glass (Leonardo DiCaprio) a raíz de las graves heridas que le causa el ataque de un oso. La naturaleza, los indios, los blancos, todos son factores amenazadores y al mismo tiempo posibles apoyos para la supervivencia. A través de esta odisea, en la que parece imposible que el personaje protagonista sobreviva, pues le pasa de todo (incluso en un momento dado parece que va a caerle encima un meteorito), el film se vuelve ambiguo frente a una naturaleza que, se diría, es terrible y al mismo tiempo fascinante para el director. Esta aventura es una buena manera de expresar el individualismo estadounidense, por supuesto.

Ahora bien, los tres "westerns" mencionados combinan su crudeza expositiva con otras estrategias más clásicas: el desentrañamiento de una intriga casi detectivesca en el caso de Tarantino, un viaje a un mundo casi prehistórico en el caso de Zahler, una muy clásica historia de venganza en el caso de Iñárritu. En los tres casos hay una ventana abierta a la redención y, al mismo tiempo, una presencia constante de la muerte. Iñárritu convierte una aventura del Oeste en un recorrido existencial sobre el increíble instinto humano de supervivencia, convirtiéndose así este recorrido, este durísimo viaje iniciático -para iniciar al espectador, para que el espectador "viva" esta experiencia- a través de la supervivencia extrema, en una aguda reflexión sobre la naturaleza humana: el protagonista debe sobrevivir para vengarse. ¿Moralejas? ¿Lecciones éticas o morales? No lo sé. Quizás el ser humano es sólo eso: adaptación, aprendizaje, ganas de vivir, supervivencia.
Pedro Triguero_Lizana
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